Día 8: La capacidad pedagógica de Pedro
12 de enero de 2025
Amber Supplee y la Obispa Heather Beaty, Conferencia de Susquehanna
Meditación bíblica: Juan 6:68-69
Mis tres hijos (Amber) practican deportes. Mis hijas practican danza desde que eran muy pequeñas y mi hijo juega al béisbol desde hace tres temporadas. Les inculco la necesidad de ser entrenables, estar dispuestos a aceptar las correcciones de sus entrenadores y ser capaces de mantener una buena actitud. No pueden acercarse al deporte pensando que lo saben todo o que lo hacen todo a la perfección.
Mi hija mayor es perfeccionista y le costaba recibir correcciones de su profesor de danza. Se deprimía y pensaba que lo hacía todo mal, que era una pésima bailarina y que debería dejarlo. Afortunadamente, su profesora la apartó y le dijo: “Te corrijo porque sé que estás preparada para hacerlo. Si no creyera que puedes hacer el cambio, no te diría nada”. Ahora mi hija busca activamente la corrección no sólo en danza, sino también cuando empezó a jugar al voleibol este año.
Ser enseñables es vital para seguir a Jesús en nuestra vida diaria. Como seguidores suyos, tenemos que “apartarnos” del mundo que nos rodea. Eso requiere un espíritu humilde que busque ser cambiado y corregido por el Maestro. Pedro se dejó cambiar por Jesús, aunque a veces parecía bastante testarudo. (Reprendió a Jesús cuando éste dijo a sus discípulos que moriría por ellos y afirmó que nunca negaría a Jesús, aunque sabemos que hizo precisamente eso la noche anterior a la muerte de Jesús). Sin embargo, Pedro se quedó y siguió a Jesús.
Leemos en Juan 6 que mucha gente siguió a Jesús después de la milagrosa alimentación de los 5.000. Querían ver más milagros. Querían ver más milagros. Jesús reconoció ese hecho y luego les dio una dura enseñanza sobre lo que realmente significaba seguirle: renunciar a todo lo demás, aprender de él y entrar en su muerte para que podamos ser redimidos y restaurados.
Esta enseñanza molestó a mucha gente, así que se dieron la vuelta y se marcharon. Jesús miró a sus discípulos para preguntarles si también se irían. Pedro respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Hemos venido a creer y a saber que tú eres el Santo de Dios” (Juan 6:68-69). Pedro sabía que sólo Jesús era digno de seguirle por completo.
En textos futuros, vemos a Pedro aceptar la corrección de Jesús. Pedro se convierte en la “roca sobre la que se construye la iglesia” porque pasó años siendo enseñable y aprendiendo de Jesús. Estar dispuesto a aprender es fundamental para nuestro crecimiento espiritual.
Oración
Señor, te damos gracias por tu profundo amor por nosotros, que te impulsa a corregirnos para que nos parezcamos más a ti. Te pedimos que nuestros corazones permanezcan suaves y moldeables en tu presencia. Sigue moldeando nuestras vidas, Señor. Amén.