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Día 6: La generosidad de Dorcas

10 de enero de 2025

Por Mons. Lynn Thrush, Conferencia de los Grandes Lagos

Meditación bíblica: Hch 9,36-42

Dorcas era una discípula de Jesús que vivía en el importante puerto marítimo de Jope. Dedicaba gran parte de su tiempo a cuidar de los pobres y las viudas de la ciudad. Era querida por muchos, por lo que fue una conmoción cuando enfermó y murió.

Por la misma época, Pedro visitaba una ciudad cercana llamada Lida. Curó a un paralítico llamado Aneas, lo que provocó una conversión masiva en la región. Las noticias vuelan, y cuando los discípulos de Jope se enteraron del milagro, pidieron a Pedro que fuera a curar a Dorcas.

Cuando Pedro llegó, lo llevaron arriba, donde yacía el cuerpo lavado de Dorcas. Las viudas se reunieron junto a Pedro, llorando y mostrándole las túnicas y otras ropas que Dorcas les había proporcionado.

Pedro hizo salir a todos de la sala, se puso de rodillas y rezó. Le dijo a Dorcas: “Levántate”. Ella abrió los ojos, vio a Pedro y se incorporó. Pedro la tomó de la mano, la ayudó a levantarse, llamó a los santos y a las viudas y se la presentó viva. Una vez más, esta buena noticia corrió deprisa, pues se supo por toda Jope, y mucha gente creyó en el Señor.

Dorcas siempre hacía el bien. Ayudaba regularmente a los pobres y desfavorecidos. Cuando veía una necesidad, su corazón se ponía inmediatamente en acción con sus herramientas de aguja, hilo y telar, rematadas por sus pies que traían un regalo muy considerado y hermoso. ¡Qué hermosos son los pies de los que traen buenas noticias!

Todo el mundo conocía a Dorcas y apreciaba sus ojos atentos a las personas necesitadas. Dorcas conmovía de alguna manera a toda la comunidad, pues compartía generosamente su vida y sus bienes con los vecinos necesitados. Su generosidad impulsó a otros a actuar y, en última instancia, llevó a muchos a la familia de Dios.

Te reto: ¿cómo puedes emular el espíritu generoso de Dorcas a través de tu tiempo, talento y tesoro?

Oración

Padre, te doy gracias por Dorcas. Te pido que la Iglesia de los Hermanos en Cristo muestre, como ella, esa característica misionera tan atractiva que es la generosidad. Amén.