Día 1: La sumisión de María
5 de enero de 2024
Por Mons. Bryan Hoke, Conferencia Atlántica
Meditación bíblica: Lucas 1,26-38
La misión de Jesús es expansiva. Es como un eco que resuena hasta llenar todos los rincones que encuentra. Abarca a nuestro vecino de enfrente, al desconocido que hace cola delante de nosotros en la tienda y a nuestros hermanos en todos los rincones del mundo. Es más grande de lo que podemos comprender y, sin embargo, uno de los primeros pasos para formar parte de esa misión se da a través del simple acto de la sumisión.
María era joven, estaba perpleja, asustada, preocupada y era cualquier cosa menos grande. Sin embargo, cuando Dios le aclaró lo que le pedía, ella respondió con sumisión. Humildemente antepongo lo que tú deseas a lo que yo deseo. O en sus propias palabras: “Soy la esclava del Señor… Que se cumpla tu palabra para conmigo”.
La voluntad de María de ceder sus planes y deseos -¡todo su ser! – a Dios trajo literalmente al mundo la “salvación de Dios… luz para revelación a los gentiles y gloria de (su) pueblo, Israel” (Lucas 2:32). Esto puso en marcha el mayor acto de redención y reconciliación que el mundo haya conocido jamás. Su sumisión puso en marcha lo que los profetas que la precedieron predijeron durante mucho tiempo, la misión que Dios tenía en mente desde el principio: traer a todos los hombres a sí mismo.
Lo que comenzó con María sometiendo su vida a la misión y los deseos de Dios, resonó años más tarde a través de aquel que fue dado a luz cuando replicó esa postura, diciendo: “No como yo quiero, sino como tú”. La sumisión de Jesús es la forma en que se cumpliría la misión de Dios.
Aquí estamos todos estos años después. La misión no ha cambiado, y el punto de partida de cómo abrazamos esa misión es idéntico. ¿Resonará la sumisión de María a través de nuestras vidas en los lugares y espacios en los que Dios nos ha plantado? ¿Su misión de redención y reconciliación llegará a los que nos rodean a través de nuestra respuesta a Él? ¿Estoy dispuesto a poner mi voluntad bajo la voluntad de Dios y exclamar con María: “Que se cumpla tu palabra para conmigo”?
Oración
Padre, te ruego que tenga un corazón rendido, para que se cumpla tu voluntad. Lleva a cabo tu misión en mí y a través de mí, mientras me someto por entero a ti. Amén.